Elizabeth de la Caridad

¿Por qué no puede ser?

¿Dónde está el eco de mis sueños,

perdidos en un mar de dudas y silencios?.

Las palabras fluyen, pero el miedo las frena,

y en la penumbra, mi voz se envenena.

¿Por qué no puede ser, este ardor en el pecho,

esta llama que danza, este fuego deshecho?.

Escribo con ansias, pero el mundo se cierra,

como un libro sellado que nadie destierra.

Miro a mi alrededor, y veo rostros sombríos,

miradas que juzgan mis anhelos tardíos.

Temen que brille, que rompa su calma,

que un verso sincero despierte su alma.

¿Por qué hay quienes temen a la luz que irradio,

a la fuerza de un sueño que lucha por ser aliado?.

Las sombras se ciernen sobre mi horizonte,

y el susurro del viento se vuelve monte.

¿Por qué no me dan alas para volar en el cielo,

para trazar mis historias sin miedo al desvelo?.

Cada palabra es un grito que busca ser oído,

pero el eco del rechazo me deja el corazón herido.

¿A qué le temen, si la vida es un canto,

un viaje de sueños que nunca es quebranto?.

Quizás ven en mí lo que ellos no atreven:

¡La chispa de un alma que el miedo no quiebre!.

Seguiré escribiendo, aunque duela y pese,

tejiendo mis versos con hilos de fe y de luces,

porque siempre hay quienes dudan y cierran sus puertas,

mi voz es un río que ustedes no cesan.

¿Quién decide el brillo, quién mide el destello?,

soy más que un susurro; soy fuego en el suelo,

y aunque la vida me ponga mil muros y rejas,

seguiré levantado mis alas, sin quejas.

Así que escuchen: !este grito es sincero,

no busco la gloria ni un aplauso ligero!,

solo anhelo un espacio donde florecer,

donde cada palabra pueda renacer.

¿Por qué no puede ser, pregunto al universo?,

mientras la tinta danza en cada verso disperso

y aunque haya quienes duden y quieran callarme,

mis sueños son un faro que nunca dejarán de alzarme.

                                                          Elizabeth de la Caridad.